Hiperplasia Benigna de Próstata (HBP) Diagnóstico y Tratamiento

Valoración diagnóstica

En su visita con el urólogo, se le realizará:

  • Historia Clínica completa  interrogándolo sobre sus antecedentes médico-quirúrgicos y medicaciones que toma actualmente.
  • Interrogatorio sobre sus síntomas urinarios, característica y tiempo de evolución. Es probable que se le facilite un cuestionario sobre estos síntomas, que ayudará a su médico a cuantificar estos síntomas y a conocer en qué forma afectan a su calidad de vida.
  • Exploración física que incluye una palpación del abdomen, examen de genitales externos y un tacto rectal. El tacto rectal es una exploración importante ya que permite valorar el tamaño, consistencia y superficie de la glándula prostática.

  • Como exploraciones complementarias, habitualmente se practican:
    • sedimento de orina (descarta infección urinaria y presencia de sangre en orina)
    • analítica sangre: fundamentalmente para valorar la función renal y el  PSA (antígeno prostático específico) indicado para valoración de una posible sospecha de cáncer de próstata pero que también es útil para valorar el tamaño prostático, riesgo de progresión de la HBP y la respuesta a ciertos fármacos.
    • ecografía reno-vesical: valora no solo el tamaño de la próstata, sino la vejiga(piedras, divertículos, residuo postmiccional, etc.) y los riñones (descartar dilatación de la vía urinaria en casos de grandes residuos tras la micción)
    • flujometría: consiste en orinar en un aparato que mide el caudal urinario. Nos informa del grado de obstrucción al flujo urinario.

Dependiendo de los resultados su médico puede indicarle la necesidad de realizar otras pruebas.

Tratamiento HBP

No siempre será necesario tratar su crecimiento prostático benigno. En el caso de que presente síntomas leves, bien tolerados y que no interfieran significativamente en su calidad de vida y en ausencia de complicaciones, puede únicamente hacerse seguimiento con controles anuales, aconsejándose algún cambio en los hábitos diarios.

Seguimiento/Cambios en estilo de vida

Una serie de normas higiénicas pueden ayudarle a controlar los síntomas urinarios:

  • Reducir la ingesta de líquidos en determinados momentos del día con el fin de reducir la frecuencia de sus micciones ( últimas horas del día, antes de acostarse, antes de viajar, etc.)
  •  Reducir o evitar el consumo de cafeína y alcohol
  • Evitar el estreñimiento
  • Revisar junto a su médico su pauta habitual de medicación para intentar evitar aquellos fármacos que pueden interferir en sus síntomas miccionales  ( diuréticos, antagonistas del calcio, etc)
  • Técnicas de relajación y doble micción
  • Expresión uretral
  •  Intentar controlar los deseos miccionales mediante respiraciones profundas, compresión del pene, distracción de la mente.
  • Intentar aumentar el tiempo entre micciones
  • Evitar el frío.
  • Actividad física y evitar el sobrepeso/obesidad

Tratamiento médico

Se indica el tratamiento farmacológico en aquellos pacientes con síntomas urinarios secundarios a crecimiento benigno prostático,  que afectan su calidad de vida y que no tienen de entrada  una indicación de cirugía.

Existen varios grupos de fármacos útiles en el tratamiento de la hiperplasia benigna de próstata:

  • Alfa-bloqueantes (tamsulosina, alfuzosina,silodosina…). Consiguen relajar la musculatura lisa de la próstata y el cuello de la vejiga facilitando las micciones. Son fármacos que actúan rápidamente (2-3 días podemos notar su efecto), mejorando los síntomas y el chorro o caudal urinario. Como efectos secundarios más frecuentes pueden aparecer disminución o ausencia de eyaculación,  hipotensión, mareos y rinitis. Es importante saber que estos fármacos pueden complicar la cirugía de cataratas, por lo que si usted debe ser intervenido por esta causa es aconsejable que no inicie el tratamiento.
  • Inhibidores de la 5-alfa-reductasa (dutasteride y finasteride). Son fármacos que inhiben la conversión de la testosterona a su forma activa que estimula el crecimiento de la próstata. Producen una mejoría de los síntomas y del caudal urinario a partir  de los 6-9 meses de tratamiento. Disminuyen el volumen prostático, los niveles de PSA, el riesgo de retención urinaria y la necesidad de cirugía. Los  efectos adversos más frecuentes se presentan en la esfera sexual, con disminución de la libido, disfunción eréctil, alteraciones en la eyaculación y alteraciones en la sensibilidad/dolor mamario.
  • Inhibidores de la fosfodiesterasa-5 (tadalafilo). Son fármacos tradicionalmente utilizados en el tratamiento de la disfunción eréctil. Su mecanismo de acción sobre los síntomas de la hiperplasia benigna de próstata, no está bien aclarado. Mejoran sobre todo los síntomas y están indicados sobre todo en aquellos pacientes que presentan una disfunción eréctil asociada.
  • Anticolinérgicos (tolterodina, solifenacina, fesoterodina,etc). Se utilizan básicamente en pacientes que sufren de vejiga hiperactiva e inhiben la contracción de la vejiga.  Mejoran los síntomas de frecuencia y urgencia miccional. Normalmente se utilizan asociados a los alfa bloqueantes y en pacientes con poco o ningún residuo tras la micción. Como efectos secundarios pueden aparecer sequedad de boca, estreñimiento y visión borrosa. Están contraindicados en pacientes con glaucoma y en aquellos que presentan deterioro cognitivo
  • Beta-3 adrenérgicos (mirabegrón). Es un inhibidor de las contracciones de la vejiga y se utiliza en las mismas indicaciones que los anticolinérgicos. Consigue mejorar los síntomas de urgencia y frecuencia.  Estaría contraindicado en pacientes con hipertensión no controlada

Todos estos medicamentos pueden pautarse solos o en combinación entre ellos, dependiendo de las características de su caso que serán valoradas por su urólogo. Cualquier pauta de medicación debe ser controlada y evaluada periódicamente, especialmente al inicio del tratamiento para valorar su efectividad y detectar la aparición de efectos adversos.

Tratamiento quirúrgico

El tratamiento quirúrgico se indica en casos en los que ya se presentan complicaciones importantes de la obstrucción provocada por la hiperplasia benigna prostática: litiasis (piedras) en la vejiga, hematuria de repetición (sangrado en la orina) que no responde al tratamiento médico, infecciones urinarias de repetición, portadores de sonda por retención urinaria, insuficiencia renal (fallo de la función de los riñones provocada por la obstrucción urinaria) y en aquellos casos en que el tratamiento farmacológico resulta insuficiente para controlar los síntomas o no está bien tolerado.

El objetivo de la cirugía es la extirpación completa del tejido prostático obstructivo. La hiperplasia benigna de próstata se desarrolla en la zona que rodea la uretra (conducto urinario), produciéndose un crecimiento que la comprime. La cirugía pretende eliminar esta zona, preservando el resto de la próstata (que denominamos cápsula). Gráficamente sería como si la próstata fuera una naranja atravesada por el centro por el conducto urinario. La cirugía por una hiperplasia benigna de próstata eliminaría la pulpa de la naranja dejando la piel /cáscara intacta.

Las técnicas quirúrgicas actuales se realizan la mayoría por vía transuretral (a través del conducto urinario) logrando muy buenos resultados en general.

La técnica más frecuente es la resección transuretral de la próstata: básicamente consiste en introducir un aparato con una óptica a través de la uretra llegando hasta la vejiga y, mediante un asa eléctrica, se corta la próstata en fragmentos que quedan depositados en la vejiga y que al final de la intervención se extraen por aspiración a través del mismo aparato. Estos fragmentos de tejido se analizan posteriormente para confirmar la naturaleza benigna del mismo. Tras la intervención se deja una sonda con un lavado continuo de suero fisiológico a través de la misma durante las primeras horas (para evitar la formación de  coágulos), que se retira cuando la orina sale clara.

Resección transuretral de próstata
Resección transuretral de próstata

En el caso de la glándula prostática sea de pequeño tamaño, puede indicarse una incisión transuretal de la próstata o prostatotomía. Consiste en hacer un corte a toda la glándula con el objetivo de expandir el espacio uretral permitiendo un mejor paso del flujo de la orina.

 

Prostatotomía
Prostatotomía

Otra técnica sería la enucleación transuretral, en la que se separa la zona hiperplásica de la próstata de la cápsula también a través de la uretra, mediante un corte eléctrico o con láser.  La próstata enucleada se deposita en la vejiga y con un aparato se tritura y aspira. También al final de la intervención se deja una sonda con lavado continuo. Esta técnica permite resolver próstatas de cualquier volumen.

Enucleación prostática transuretral
Enucleación prostática transuretral

Otro tipo de intervención sería la vaporización transuretral: también a través de la uretra se vaporiza mediante electricidad o energía láser el tejido obstructivo. En este caso no obtenemos tejido para su análisis. La ventaja de este procedimiento sería que el sangrado habitualmente es menor y puede retirarse el lavado y la sonda de forma más precoz.

En algunos casos se indica cirugía por vía abdominal abierta o laparoscópica (a través de pequeños orificios por los que se introducen los instrumentos y una óptica), especialmente en casos de grandes volúmenes prostáticos o con patología asociada (grandes litiasis vesicales, divertículos (hernias de la mucosa) vesicales, etc.) que deba resolverse en el mismo acto quirúrgico, en pacientes con patología uretral que dificulta la introducción de aparatos a su través o con movilidad de las caderas reducida que impide su posicionamiento en la mesa de quirófano para la cirugía transuretral.

En cuanto a los efectos secundarios de la cirugía desobstructiva prostática el más importante es la eyaculación retrógrada (ausencia de emisión de semen al tener relaciones sexuales).

Respecto a las complicaciones la más frecuente es el sangrado que puede requerir de transfusión en casos importantes, la incontinencia de orina (poco frecuente, pero dada su repercusión sobre la calidad de vida debe tenerse en cuenta) y a largo plazo puede aparecer una estenosis (estrechez) de la uretra o una esclerosis del cuello de la vejiga.

Pregustas frecuentes

No. El tamaño de la próstata no indica la necesidad de ser sometido a tratamiento o cirugía. Existen pacientes con agrandamiento prostático benigno que no tienen síntomas ni obstrucción al flujo miccional y por tanto no requieren tratamiento.
No. La hiperplasia benigna de próstata se desarrolla en una zona concreta de la próstata (zona transicional que es la que se elimina en la cirugía. El cáncer de próstata mayoritariamente se produce en la zona periférica y ésta no se extrae en este tipo de intervenciones.
No. A pesar de que la disfunción eréctil se produce con mayor frecuencia en los pacientes que presentan síntomas urinarios, ésta no se recupera al ser intervenido. En el caso de que su disfunción sexual sea un efecto indeseable de los medicamentos utilizados para tratar su hiperplasia benigna, si mejorará una vez éstos se suspendan tras la intervención.
A veces los síntomas urinarios fundamentalmente los llamados irritativos (frecuencia, urgencia), son secundarios a una disfunción vesical que no desaparece tras la desobstrucción y puede ser necesario mantener el tratamiento destinado a evitar estas contracciones involuntarias de la vejiga.

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Información del autor

Maria Montlleó González
Especialista en Urología
Servicio de Urología. Unidad de Urología Reconstructiva y General
Fundació Puigvert
Barcelona