Vigilancia activa en cáncer de próstata

El cáncer de próstata es el tumor más frecuentemente diagnosticado en los varones adultos de países desarrollados con larga esperanza de vida(1).
Afortunadamente un 80% de los varones diagnosticados de esta enfermedad siguen vivos a los 10 años del diagnóstico, gracias a la eficacia de los tratamientos disponibles y al diferente grado de agresividad de los tumores diagnosticados.

En nuestro país se estima que se producen en torno a 33.000 nuevos diagnósticos cada año(2), mientras que el número de fallecidos a causa de este tumor no alcanza los 6.000(1).
Fruto de la alta sensibilización de la población hacia este tumor y de las facilidades para establecer su sospecha, mediante un análisis de sangre y un tacto rectal, un 90% de los casos son diagnosticados en nuestro país en fase localizada de la enfermedad(3).
Estos pacientes con enfermedad localizada son candidatos a tratamientos de intención curativa, fundamentalmente cirugía o radioterapia en sus diferentes formas. Sin embargo, estos tratamientos radicales no son inocuos y pueden presentar efectos colaterales que afectarán a la calidad de vida de los pacientes tratados: alteraciones en la erección, escapes de orina y/o trastornos digestivos(4).

Es cierto que para intentar minimizar estos efectos colaterales han surgido hoy en día tratamientos focales mínimamente invasivos actualmente en fase de investigación, de los que está pendiente por definir su verdadero potencial curativo y sobre todo cómo hacer el seguimiento a largo plazo y cuáles serán sus resultados(5).
Lo cierto es que como hemos comentado anteriormente, hoy en día sabemos que un diagnóstico de cáncer de próstata no es sinónimo de fallecer por cáncer de próstata, pues afortunadamente el número de nuevos diagnósticos y fallecimientos cada año está muy distante entre sí. Pero además, sabemos que si analizamos las próstatas de los varones mayores de 80 años fallecidos por cualquier otro motivo que nada tenga que ver con un cáncer de próstata y sin sospecha de haberlo padecido en vida, resulta que hasta un 60% de sus próstatas albergan inesperadamente un cáncer (6) que no había tenido ninguna consecuencia durante su vida, ni relación con su muerte.
Es decir que no todos los tumores prostáticos son de alta agresividad e impacto en supervivencia, o incluso deterioro de calidad de vida en los pacientes que consciente o inconscientemente los albergan en su próstata.

Siendo así, surge una pregunta lógica ¿si no todos los cánceres de próstata son de alta mortalidad e incluso muchos varones de edad avanzada los desarrollan en sus próstatas, pero no los padecen en ningún sentido, realmente es necesario tratar activamente todos los cánceres de próstata que se diagnostican y exponer con ello a los varones a los potenciales efectos secundarios del tratamiento?

Pues la respuesta es clara: NO. No es necesario tratar todos estos tumores. Hoy día sabemos que los tumores que etiquetamos de bajo o muy bajo riesgo, poco agresivos y poco voluminosos, pueden ser controlados sin necesidad de tratamiento buena parte de ellos y durante mucho tiempo, vigilándolos de cerca eso sí, es lo que llamamos Vigilancia Activa.
Esta vigilancia activa, no sino una vigilancia responsable, en la que el primer paso es tener la máxima certeza de que el tumor es poco agresivo y no muy extenso. Para ello los médicos especialistas en Anatomía Patológica, tras observar al microscopio las muestras de biopsia de próstata nos permiten identificar esos tumores de bajo/muy bajo riesgo. A partir de ese momento es cuando los urólogos ponemos en conocimiento del paciente los hallazgos de la biopsia y las diferentes opciones de tratamiento y si la Vigilancia Activa es pertinente y el paciente escoge esta opción, comienza un camino común de paciente, urólogos, anatomo-patólogos, y radiólogos. Estos últimos mediante la realización de resonancias magnéticas muy especializadas nos ayudan a mantener un control riguroso del tumor controlando que no crezca en exceso o cambie a un aspecto más agresivo. Los pacientes son visitados periódicamente con análisis y resonancias cada cierto tiempo en la consulta del urólogo, y periódicamente o ante hallazgos desfavorables en la resonancia se realizan nuevas biopsias.

Si en las nuevas biopsias el tumor se torna de mayor riesgo, o si simplemente es el propio paciente el que cambia de opinión pues no quiere vivir con estrés por tener un cáncer no tratado, se abandona esta opción de tratamiento y el paciente pasa al tratamiento activo convencional, cirugía o radioterapia, sin perder la oportunidad de ser curados y habiendo pospuesto la potencial aparición de efectos secundarios de los tratamientos curativos.

Investigadores VA
Luis Esteban, Ángel Borque y José Rubio, investigadores del proyecto multicéntrico nacional durante la 3ª Conferencia Internacional sobre Vigilancia Activa en cáncer de próstata (Milán 2016).

Los resultados de este esquema de tratamiento son excelentes en lo que conocemos hoy en día. Series de pacientes en Vigilancia Activa con largo seguimiento confirman que la mortalidad por cáncer de próstata a 15 años es inferior al 5%, y que los pacientes permanecen en Vigilancia Activa a los 5 años de iniciarse en ella más de un 60%, y a 15 años, un 40%(7)(8).

En España la Vigilancia Activa es una realidad a disposición de nuestros pacientes. El estudio multicéntrico nacional de Vigilancia Activa en cáncer de próstata puesto en marcha hace 5 años desde la Asociación Española de Urología, cuenta en estos momentos con información de cerca de 2500 pacientes y más de 60 centros; los resultados obtenidos hasta el momento confirman las bondades de esta opción de tratamiento en pacientes seleccionados de bajo/muy bajo riesgo(9)(10)(11). La Vigilancia Activa en cáncer de próstata goza de buena salud en nuestro país.

En síntesis:

  • No todo tumor de próstata tiene un impacto directo en supervivencia y calidad de vida en quien lo tiene
  • Los pacientes con tumores de bajo muy bajo riesgo pueden ser controlados muy de cerca por un equipo multidisciplinar (patólogos, radiólogos, urólogos) en un esquema de manejo responsable denominado Vigilancia Activa
  • Esta opción de tratamiento presenta excelentes resultados a largo plazo, a 15 años
  • En España la realidad y las investigaciones actualmente en marcha confirman que es una oferta de tratamiento segura y con resultados tan favorables como los descritos hasta el momento.
  • Los varones españoles con perfiles de tumores favorables deben contar con esta opción de tratamiento, para evitar o demorar los potenciales efectos secundarios de los tratamientos activos y el impacto en su calidad de vida.

Pretendemos con el vídeo adjuntado a continuación, dar una visión global de toda esta realidad.

La propiedad de este vídeo corresponde a la Televisión Autonómica de Aragón (Aragón TV), y ha sido gentilmente cedido para la mejor comprensión de la vigilancia activa en los pacientes afectos de cáncer de próstata, para su uso no comercial.

 

Información de los autores

José Rubio Briones
Jefe de Servicio
Servicio de Urología
Instituto Valenciano de Oncología
Valencia

Ángel Borque Fernando
Jefe de Sección. Unidad de próstata
Servicio de Urología
Hospital Universitario “Miguel Servet”-IIS Aragón
Zaragoza

Bibliografía

  1. Sociedad Española de Oncología Médica. Las Cifras del Cáncer en España 2018. 2018.
  2. Galceran J, Ameijide A, Carulla M, Mateos A, Quirós JR, Rojas D, et al. Cancer incidence in Spain, 2015. Clin Transl Oncol. 2017;19(7):799–825.
  3. Cózar JM, Miñana B, Gómez-Veiga F, Rodríguez-Antolín A, Villavicencio H, Cantalapiedra A, et al. Registro nacional de cáncer de próstata 2010 en España. Actas Urol Esp. 2011;35(6):354–62.
  4. Resnick MJ, Koyama T, Fan K-H, Albertsen PC, Goodman M, Hamilton AS, et al. Long-Term Functional Outcomes after Treatment for Localized Prostate Cancer. N Engl J Med [Internet]. 2013;368(5):436–45. Available from: http://www.pubmedcentral.nih.gov/articlerender.fcgi?artid=3742365&tool=pmcentrez&rendertype=abstract%5Cnhttp://www.nejm.org/doi/abs/10.1056/NEJMoa1209978
  5. Mottet N, Bellmunt J, Briers E, Bolla M, Bourke L, Cornford P, et al. EAU – ESTRO – ESUR – SIOG Guidelines on Prostate Cancer 2018 [Internet]. 2018. Available from: http://uroweb.org/guideline/prostate-cancer/
  6. Bell KJL, Del Mar C, Wright G, Dickinson J, Glasziou P. Prevalence of incidental prostate cancer: A systematic review of autopsy studies. Int J Cancer. 2015;137(7):1749–57.
  7. Tosoian JJ, Mamawala M, Epstein JI, Landis P, Wolf S, Trock BJ, et al. Intermediate and longer-term outcomes from a prospective active-surveillance program for favorable-risk prostate cancer. J Clin Oncol. 2015;33(30):3379–85.
  8. Klotz L, Vesprini D, Sethukavalan P, Jethava V, Zhang L, Jain S, et al. Long-term follow-up of a large active surveillance cohort of patients with prostate cancer. J Clin Oncol. 2015;33(3):272–7.
  9. Rubio-Briones J, Borque A, Esteban LM, Iborra I, López PA, Gil JM, et al. Programa de monitorización de la vigilancia activa en cáncer de próstata en España de la Sociedad Española de Urología; resultados preliminares. Actas Urológicas Españolas [Internet]. 2016 Jan [cited 2017 Apr 10];40(1):3–10.
  10. Borque-Fernando Á, Rubio-Briones J, Esteban LM, Collado-Serra A, Pallás-Costa Y, López-González PÁ, et al. The management of active surveillance in prostate cancer: validation of the Canary Prostate Active Surveillance Study risk calculator with the Spanish Urological Association Registry. Oncotarget [Internet]. 2017 Dec 12 [cited 2018 Jan 18];8(65):108451–62.
  11. Rubio-Briones J, Borque-Fernando A, Esteban-Escaño LM, Martínez-Breijo S, Medina-López R, Hernández V. Variability in the multicentre National Registry in Active Surveillance; a questionnaire for urologists. Actas Urol Esp. 2018;