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Las enfermedades que pueden llegar a producir cálculos renales, (piedras en el riñón), son procesos crónicos y recidivantes, es decir, que pueden volver a reproducirse con el tiempo. Se calcula que hasta un 50% de los pacientes con cálculos volverán a formar otro en los siguientes 5 a 10 años.

En la formación de un cálculo influyen múltiples enfermedades y factores (genéticos y fundamentalmente ambientales). Los factores relacionados con el estrés, el sedentarismo, la escasa ingesta hídrica y los factores dietéticos son los más implicados en este proceso.

Por ello, para su prevención, debemos modificar la dieta y hábitos de vida siguiendo una serie de recomendaciones básicas.

El citrato es un potente inhibidor de la cristalización de sales de calcio. La hipocitraturia es una alteración bioquímica frecuente en la formación de cálculos de calcio en adultos y especialmente en niños.

1. Abundante ingesta de líquidos

Se deben ingerir un mínimo de dos litros de líquidos diarios, para garantizar, al menos, dos litros de orina al día. En situaciones de calor extremo o ejercicio físico intenso, se debe aumentar, incluso más, la ingesta de líquidos. Principalmente en forma de agua, el consumo de refrescos, alcohol o zumos industriales como sustitutivos del agua se debe evitar.

2. Restricción de la ingesta de sal y alimentos salados

La ingesta elevada de sal eleva la tensión arterial y además aumenta la eliminación de calcio en la orina, y por tanto aumenta la formación de cálculos.

La ingesta máxima diaria no debe superar los 2-3gr de sal.

No solo se consume la sal que procede del salero a la hora de cocinar o sazonar los alimentos, sino que la mayoría (un 77 %) de la sal ingerida se haya incluida en los alimentos procesados.

Otros alimentos ricos en sal son:

• Caldos, cubitos de caldo, salsas o gazpacho preparado.
• Pan, galletas saladas.
• Embutidos como mortadela, chopped, lomo, jamón serrano, morcilla, fuet, chorizo, y quesos.
• Salazones: anchoas, boquerones en vinagre, mojama, bacalao en salazón, hueva en salazón, etc.
• Aperitivos: patatas fritas, aceitunas, frutos secos salados (pipas), palomitas, etc.
• Comida rápida y precocinados: hamburguesas, salchichas, lasaña preparada, purés preparados, etc.

Para reducir la adición de sal en las preparaciones, puede añadir especias como pimienta, laurel, ajo en polvo, zumo de limón, tomillo, romero, etc. con la finalidad de potenciar el sabor de los alimentos.

3. Reducir de forma importante las proteínas de origen animal

Actualmente, el consumo de alimentos ricos en proteínas como la carne roja, el pollo, pescado o los huevos presentan un consumo superior a lo recomendado. Es fundamental reducir su consumo, siendo lo recomendado 0,8gr/kgr de peso del paciente al día.

Para adecuar la ración de alimento proteico en función de la persona, se proponen las siguientes cantidades en función del peso del paciente:

4. El consumo de frutas y vegetales aumenta la excreción de citrato y por lo tanto, se recomienda su consumo, especialmente, cítricos:

• Pomelo o tangelos*
• Naranja
• Mandarina
• Limón o lima
• Kiwi, piña o fresas
• Naranja china o quinotos

*En caso de tomar medicación, se desaconseja tomar pomelo por su posible interacción con los fármacos.

5. Se recomienda una dieta normocalcémica:

La ingesta mínima diaria de calcio debe ser de entre 800 y 1000mgr, a no ser que su médico le especifique lo contrario. En adultos se recomienda consumir 2-3 raciones de lácteos al día (una ración de lácteo consiste en 250ml de leche (un vaso) ó 2 yogures ó 40-50 gramos de queso).

6. Avise a su médico si usted está tomando alguno de estos fármacos, dado que pueden producir hipocitraturia: acetazolamida, topiramato, IECA y tiazidas.

7. Evitar el estrés y el sedentarismo

Procurar llevar, en la medida de lo posible, una vida activa.

8. NOTA SOBRE LOS PREPARADOS DE CALCIO Y VITAMINA D

Si está tomando fármacos que contengan Calcio y / ó Vitamina D, debe consultar con su Urólogo antes de continuar con la toma de los mismos.

Siguiendo estas recomendaciones reducirá el riesgo de reaparición de nuevos cálculos, evitando futuros cólicos o actuaciones sobre el cálculo como la litotricia o intervenciones quirúrgicas, además de ganar en salud.